EL COMIENZO DE UN
MUSEO: LA IDEA DE SU CREACIÓN
El año 2006
fue muy importante para el convento de Santa Clara, especialmente en lo que respecta
a la recuperación y conservación de su patrimonio. El 11 de agosto de ese año,
solemnidad de Santa Clara de Asís, se abrió nuevamente al culto su iglesia
conventual, tras años de haber permanecido cerrada por su restauración.
Vista general de la iglesia conventual
desde el coro alto
En esos
momentos, conocíamos una parte importante del acervo patrimonial del convento y
de su iglesia, aunque el tiempo se encargaría de demostrarnos que no toda. La
primera sorpresa nos la deparó su archivo documental, que estaba integrado por tres libros
y una decena de documentos. Intuimos que aquello no podía ser la totalidad de la
documentación generada por el convento en sus más de cuatro siglos de
existencia. Cabía la posibilidad de que hubiera desaparecido víctima de
expolios, guerras o conflictos, pero también existía la esperanza de que
estuviera en algún lugar del convento, pero sin que la comunidad conociera
dónde.
Libro cabreo del convento
Las religiosas
lo buscaron, y como regalo del cielo lo encontraron. Un 18 de agosto de 2006
quitaron el frontal que adornaba el altar de una capilla del interior de la
clausura conocida como capilla “de Egipto”. Detrás de él apareció un calaje,
pero con todos sus cajones cerrados. Buscaron y probaron cientos de llaves
hasta que, progresivamente, fueron abriéndose los cajones. En ellos se encontraba
amontonado el archivo conventual, la memoria viva de esta fundación clariana
que, tras su catalogación, ha resultado ser el archivo más importante de toda
la antigua provincia franciscana de Aragón, así como tres sacras, un cáliz y un
misal, todo ello de plata.
Manuel Cardiel.
Sacras. 1775
Tan
excepcional descubrimiento dio pie para poner el convento “patas arriba”
durante varios años. Buhardillas, graneros y otras estancias, junto con baúles, arcas y armarios
fueron revisados minuciosamente, y nos legaron para la posteridad un importante
número de ornamentos, jocalias, libros, partituras, cantorales, grabados o
esculturas.
En el primer trimestre del año 2008 fueron localizados tres de los cinco libros litúrgico-musicales que el arzobispo de Zaragoza, D. Alfonso Gregorio, mandó imprimir a finales del siglo XVI, siendo el convento el único lugar del mundo en el que se conservan juntos. También fueron hallados diez grabados franceses del siglo XVIII, algunos de ellos salidos del afamado e importante taller parisino de los Hucquier. Durante la última quincena del mes de marzo, éstos últimos fueron expuestos en la Casa de Aguilar, sede del Centro de Estudios Borjanos, organismo que sufragó su restauración mientras que, los libros litúrgicos, junto con otros cantorales, partituras e instrumentos se mostraron en el locutorio mayor del convento, tras un breve acto en la iglesia, el 13 de marzo del año 2008.
En el primer trimestre del año 2008 fueron localizados tres de los cinco libros litúrgico-musicales que el arzobispo de Zaragoza, D. Alfonso Gregorio, mandó imprimir a finales del siglo XVI, siendo el convento el único lugar del mundo en el que se conservan juntos. También fueron hallados diez grabados franceses del siglo XVIII, algunos de ellos salidos del afamado e importante taller parisino de los Hucquier. Durante la última quincena del mes de marzo, éstos últimos fueron expuestos en la Casa de Aguilar, sede del Centro de Estudios Borjanos, organismo que sufragó su restauración mientras que, los libros litúrgicos, junto con otros cantorales, partituras e instrumentos se mostraron en el locutorio mayor del convento, tras un breve acto en la iglesia, el 13 de marzo del año 2008.
Liber Missarvm de
Sanctis. Zaragoza.
1598
La acogida que
mostró el numeroso público fue muy positiva y, en definitiva, la que en última instancia nos llevó a planificar la idea de la creación de un museo conventual ese mismo fin de semana.
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