MUSEO DE LA COMUNIDAD DE FRANCISCANAS CLARISAS DE BORJA. (ZARAGOZA) ESPAÑA

domingo, 8 de diciembre de 2013

DULCES CONVENTUALES

          Por todos es conocida la fama de las hermanas de vida contemplativa como excelentes cocineras y reposteras. Las monjas siempre han tenido buenas relaciones con el horno, aunque antes no vendían sus productos sino que eran utilizados para manifestar el agradecimiento de la comunidad para con los bienhechores del convento o como otra fórmula de cortesía. Santa Teresa de Jesús dignificó el papel de las hermanas cocineras de los claustros y el papa Pío XII, en su carta pastoral Sponsa Christi de 1950, exhortaba a los conventos a vender productos artesanales.


             Parte del secreto de la fama  de la repostería conventual se encuentra en el uso de materias primas de excelente calidad, muchas de ellas obtenidas de la propia huerta, y también juega un papel primordial la elaboración artesanal así como las antiguas recetas que se han conservado por la tradición oral como "secreto" en los pasillos del convento.


             En el Museo de Santa Clara de Borja pueden adquirirse los productos elaborados artesanalmente por las hermanas clarisas de Medinaceli, en la provincia de Soria. Las "pastas castellanas" están elaboradas con azúcar, harina, aceite, huevos y anís, productos a los que se les añaden romero, tomillo, laurel y limón en las llamadas "pastas de romero". Las llamadas "almendras de la abuela", como su propio nombre indica, son almendras con azúcar y una ligera cobertura de chocolate.
 

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