MUSEO DE LA COMUNIDAD DE FRANCISCANAS CLARISAS DE BORJA. (ZARAGOZA) ESPAÑA

domingo, 18 de enero de 2015

LA IMAGEN TITULAR DE SAN SEBASTIÁN Y LA FIRMA DE JOSÉ RAMÍREZ DE ARELLANO


        Imagen de San Sebastián en el retablo mayor de la iglesia del convento de Santa Clara. (Foto: E. Lacleta)

        En los próximos días, la segunda cofradía más antigua de Borja, la de San Sebastián, va a disponerse a celebrar la fiesta de su santo patronal con actos tan tradicionales como el canto de las Vísperas solemnes por las RR.MM. Franciscanas-Clarisas y la hoguera en la plaza de San Francisco, el día 19 de enero, o la procesión y la Eucaristía que tendrán lugar en la mañana del  día siguiente en la iglesia del convento de Santa Clara. 

Vista general del retablo mayor de la iglesia del convento de Santa Clara. (Foto: E. Lacleta)

        Fue en 1687 cuando las clarisas solicitaron la cesión de la ermita de San Sebastián "el Nuevo", sede hasta entonces de la cofradía homónima, para convertirla en su iglesia conventual. Así lo aceptaron los cofrades, el consejo de la ciudad y el cabildo de la colegiata, no sin antes imponer a las religiosas una serie de condiciones, entre las que destacan el que su iglesia y retablo mayor estuvieran perpetuamente dedicados a San Sebastián. La renovación de la antigua ermita, de manos del maestro José Barbod, concluyó en 1692, y hasta 1743 presidió la misma el antiguo retablo de la ermita, una obra concertada en 1538 con Juan de Moreto y cuya policromía corrió por cuenta de Antón de Plasencia y Hernando Rodríguez. 

Capitulación del retablo mayor de la iglesia del convento con José Ramírez de Arellano. (Foto: E. Lacleta)

        Pero en 1743 la comunidad religiosa decidió sustituir el viejo retablo por uno nuevo más acorde a las modas de la época. Para su construcción no repararon en gastos, y el 16 de mayo de 1743 suscribieron su hechura con el mejor escultor aragonés del momento, José Ramírez de Arellano, quien tiempo después, entre 1754-1765 sería el director adjunto de las obras de la basílica del Pilar de Zaragoza, además del autor de buena parte de los grupos escultóricos que decoran la Santa Capilla de la Virgen. Aunque la autoría ya había sido señalada en 1980 por la profesora Belén Boloqui, no fue hasta el año 2006 cuando pudo ser localizado el contrato en los fondos archivísticos del propio convento. Por lo que respecta a los trabajos de dorado y policromía del retablo fueron llevados a cabo entre 1744-1745 por fray Manuel Castellón, un donado franciscano que también se ocuparía, años más tarde, de los del mayor de la iglesia del Santuario de Misericordia. 

Catedral-Basílica del Pilar de Zaragoza. Grupo escultórico en mármol de Carrara de la Venida de la Virgen, obra de José Ramírez de Arellano. (Foto: Basílica del Pilar). 

     Según lo acordado, la imagen de San Sebastián debía ser la titular de la nueva obra y, para su realización, el conocido escultor se inspiró en la talla que los hermanos Antonio y Gregorio de Mesa realizaron para el altar mayor de la colegiata de Borja. Se trata de una obra que da sobradas muestras de la calidad artística del artífice, concentrando buena parte de sus características más sobresalientes como los pliegues en ángulo diedro a la altura de las rodillas, posición en contraposto, pose grandilocuente de brazos en diagonal y amplio manto envolvente. También son característicos en la obra de Ramírez los coros celestes de ángeles y putti, y es aquí donde el escultor solía firmar sus obras de manera un tanto personal y particular, siempre con la representación de la cabeza calva de un ángel. 

Detalle de la firma de José Ramírez de Arellano. (Foto E. Lacleta)

       Una segunda "firma" de José Ramírez de Arellano la encontramos en el retablo colateral de Santa Clara que realizó junto al de Santa Ana tras concluir el altar mayor. 

Detalle de la firma de José Ramírez de Arellano en el retablo de Santa Clara. (Foto: E. Lacleta)